Por el camino de la transición ecológica justa, ¡no al cierre de Mecaner, alternativa ecosocial!

Transformación de la producción ante la emergencia climática

La emergencia climática nos demuestra cada vez más que nuestro bienestar va a estar condicionado por este reto de civilización, exige inevitablemente la descarbonización de la economía. En este caso, en el sector del automóvil se deberá dar una transformación hacia un modelo de movilidad socialmente más justo y sostenible. Tanto en la producción como en el uso. Tales como:

Planificación para acabar con la fabricación de coches de combustión.
Subvenciones para impulsar la reconversión del sector. Por ejemplo, la transformación en la fabricación de vehículos eléctricos.
Impulsar medidas de reducción y compartimentación de vehículos particulares.
Electrificación, promoción y mejora del transporte público.

La situación, sin embargo, apunta a una transformación de varios sectores y será necesario un resurgimiento de lo que producimos. Para mantener o transformar lo esencial, cerrar lo contagioso y nocivo y crear lo necesario en el futuro. Siempre dentro de los límites del planeta y en beneficio de la vida. ¡Necesitamos una planificación industrial sostenible!

¡No a la deslocalización de la producción!

No podemos aceptar el despido de 144 trabajadores. ¡Tenemos que apoyar propuestas ecológicamente viables, no empresas multinacionales contaminantes!

Dejar esta transformación socioproductiva en manos de multinacionales, supone deslocalizar nuestro tejido industrial y aumentar el paro y la precariedad. Permitiendo condiciones adversas que puedan afectar a otras zonas rocosas.

Por eso es el momento de plantear alternativas diferentes, alternativas ecosociales.

Garantizar las condiciones de vida de los trabajadores a favor de futuros habitables

El objetivo principal no puede ser garantizar la supervivencia del sector o de la empresa, sino garantizar dignamente las condiciones de vida de los trabajadores.

Exigir un cambio en nuestro modelo socioeconómico no tiene por qué suponer una pérdida de puestos de trabajo. Y si así fuera, habría que explorar otras alternativas para preservar el bienestar de los trabajadores. ¡Necesitamos futuros estimulantes!