El gas natural va escalando posiciones y ganando relevancia en el escenario energético mundial. Sin dejar atrás el consumo del carbón y del petróleo, el gas se ha impuesto en la retórica oficial como el «combustible de transición» y un «puente hacia las energías renovables». Pero los efectos climáticos del gas pueden ser aún peores que los del petróleo y el carbón en el corto plazo, y su extracción afecta gravemente al medio ambiente y a comunidades cercanas a las explotaciones. El control del gas es además origen de muchos conflictos: Ucrania, Siria, Kurdistán (por el paso de gaseoductos), Nigeria y otros por su extracción y la contaminación, etc, dictaduras como la de Uzbekistan, etc
Tanto en la Comunidad Autónoma Vasca como en la Comunidad Foral de Navarra se ha apostado fuerte por el gas: con el complejo gasístico Bahía de Bizkaia y varias centrales (la misma más Zornotza, Santurtzi, Zabalgarbi) y los ciclos combinados de Castejón respectivamente. Además la apuesta española por esta energía ha supuesto que se releguen otras mucho más amables con el medio ambiente, como la solar, que ha sido desplazada de la forma más burda desde el gobierno.