Nuevo itinerario ecológico por Artxanda: biodiversidad, amenazas y gestión

Dando continuidad a los itinerarios organizados por Ekologistak Martxan, en los que se busca el acercamiento a la sociedad de la realidad de diferentes entornos naturales, el pasado 21 de octubre un grupo de 28 personas realizamos un recorrido por Artxanda, desde la Plaza del funicular en Bilbao hasta el barrio de Ola, en Sondika. Este itinerario se lleva a cabo anualmente en el marco del Seminario sobre Desarrollo, Cooperación y Tecnologías para la Transición ecosocial, que en 2023 ha alcanzado su XXIV edición y está organizado por  Ingeniería Sin Fronteras del País Vasco – Euskal Herriko Mugarik Gabeko Ingeniaritza (ISF-MGI) junto con la UPV/EHU; es una iniciativa que se sitúa en el marco del proyecto de Educación para la Transformación Social en las Enseñanzas Técnicas de Bizkaia y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Bilbao.

El guía del itinerario fue Eduardo Renovales, de Ekologistak Martxan Bizkaia.

En el trayecto se realizaron una decena de paradas explicativas sobre diferentes aspectos naturales e históricos del enclave, del entorno del bajo Ibaizabal y de la comarca del Txorierri.

A pesar de su realización repetida a lo largo de los años, este itinerario se caracteriza por la diversidad de temáticas que aporta y por aportar novedades en cada edición, lo cual suele ser motivo de interés para las personas asistentes. En esta ocasión se puso el acento en la gestión de las zonas verdes urbanas y periurbanas, que actualmente es noticia por las polémicas talas que se están llevando a cabo en Deusto y las que se prevé realizar en breve en Artxanda. Desde el colectivo ecologista se incidió en la necesidad de renaturalizar Bilbao, incentivando la ampliación de las zonas verdes, la plantación de especies autóctonas, la conservación y cuidado de la vegetación existente y en el frenado a la artificialización del suelo.

Artxanda es un espacio natural que ha sufrido y sufre las consecuencias de su proximidad a un área urbana densamente poblada e industrializada, a pesar de lo cual ha conservado valores naturales reseñables en múltiples zonas. La parte más elevada es un excepcional mirador donde puede explicarse de forma gráfica el desarrollo en la zona del bajo Ibaizabal de los últimos 700 años, coincidiendo con la creación de la Villa de Bilbao, vector de desarrollo e impulsor del comercio a nivel local, regional, estatal y mundial hasta el día de hoy. El reverso de este desarrollo ha traído la sobreexplotación de los recursos de múltiples lugares; a nivel local, los bosques autóctonos han sido históricamente diezmados, lo que facilitó que el entorno de Artxanda sufriera una gran deforestación hasta el siglo XX, situación que se revirtió a partir de los años 60 del mismo, dando lugar actualmente a un monte que presenta una gran diversidad de ambientes forestales, gran parte de los cuales recorrimos.

Destacan las zonas dominadas por cultivos forestales exóticos de pinos y eucaliptos, y en menor medida, de roble americano; también existen enclaves con regeneración de bosque autóctono de regeneración reciente, con abundantes sauces y abedules, otros con bosque autóctono más maduro, dominado por robles. y otras zonas dominadas por la regeneración de especies exóticas como falsa acacia, budleja o pampera. Pudimos comprobar in situ las consecuencias de una matarrasa de pino insgnis, que ha favorecido la caída de robles americanos, ha causado daños al arbolado autóctono y puede dar lugar a derrumbes de tierra si se producen lluvias fuertes.

Una de las problemáticas a las que se prestó especial atención fueron los vertederos y escombreras, un problema que se concentra en toda la zona desde Enekuri al alto de Santo Domingo en la vertiente norte, donde existe una gran número de vaguadas que se han destinado a ese fin; la proximidad de Artxanda a la zonas industriales y urbanas facilitó que a lo largo de las décadas hayan sido espacios olvidados y recogido miles de toneladas de residuos de todo tipo.  Actualmente se estima que los vertederos son 14, varios de los cuales están en activo; algunos poseen lindane, tóxico persistente que fue producido masivamente hasta los años 80 en Barakaldo y Erandio y que generó 82.000 toneladas de residuos que se desperdigaron en 35 vertederos, muchos de los cuales se encuentran en Bizkaia.

Paradójicamente, y de forma simultánea, Artxanda siempre ha tenido otro punto de atracción para los habitantes de la urbe: ha sido un gran área de esparcimiento, con numerosos restaurantes, paseos y parques; sin embargo el cierre de varios enclaves hosteleros ha facilitado que pierda cierto interés para los visitantes en un sentido, aunque el número de usuarios del funicular alcanza ya el millón al año.

Actualmente, los Ayuntamientos de Bilbao y Sondika han apostado por un uso polivalente del territorio en este sentido: por un lado, se estima que la zona tendrá 1,8 millones de visitantes anuales en un futuro próximo y se intentará que recupere el esplendor perdido en ese sentido (se ha iniciado la reforma del funicular y se harán parques y paseos nuevos); por otro, se plantea la apertura del antiguo vertedero de Bilbao para convertirlo en el más grande de Euskadi en una vaguada del monte Banderas; se unirá a la escombrera ubicada en la zona y en funcionamiento desde hace unos años. La situación de Euskadi a nivel de vertederos tras la catástrofe de Zaldibar ha dado un vuelco y se han cerrado unos y abierto otros, y en este sentido Artxanda ha sido un punto de interés para los promotores de los mismos. Por esta circunstancia se ha formado la Plataforma Artxanda Parke Bai  que intenta que la zona no mantenga usos industriales, sino que posea un uso exclusivamente de regeneración natural y disfrute ciudadano.

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