«El TAV está discursivamente muerto y se mantiene como un zombie»

Ayer, Josu Larrinaga, profesor de la UPV/EHU y miembro de Ekopol, ofreció ayer en Ekoetxea una interesante charla. Con el título «Zombies prometeícos: sobre la narración obsoleta de los proyectos faraónicos» abordó la creencia teórica asociada al termino «Prometeísmo» y cómo esa apariencia de creencia «nos lleva a pensar que los seres humanos podemos dominar la naturaleza a través de la tecnología», subrayó.

Esta teoría fue creada por un antropólogo francés y es una forma de pensar muy arraigada en el sistema cognitivo. «En resumen, el Prometeísmo nos lleva a pensar que los humanos podemos dominar la naturaleza, a través de la tecnología. Y si la cagamos con el en el medio ambiente, siempre habrá un canal tecnológico para solucionarlo. Estamos muy arraigados en nuestro sistema cognitivo», detalló Larrinaga.

En el caso del TAV, a lo largo de los años en la sociedad vasca «lo tiene muy fácil para penetrar en nuestros cerebros. Por eso es muy difícil luchar contra eso», manifestó Larrinaga. En este sentido el profesor reveló que esta infraestructura, hoy en día, «funciona como una «zombie» y está muerta discursivamente, ya que ha perdido su legitimación con el paso de los años «, argumento.

«Cuando por primera vez empezaron las campañas contra el TAV, había un momento en el que la sociedad estaba en plena expansión avanzada. Recuerdo cuando fuimos a hablar con el Gobierno Vasco y te decían que cada año el Producto Interior Bruto sube 2 puntos y las necesidades de comunicación del transporte se correlacionaban con este crecimiento económico», señaló. Pero luego llegó la crisis y el PIB empezó a caer. Esto llevó a que las autoridades vascas creyeran que proyectos como el TAV eran necesarios para incentivar económicamente el país. «Esta situación ha cambiado radicalmente ahora, nadie se cree ya en el proyecto del TAV. Al fin y al cabo, su continuidad sólo se justifica para sostener el sistema económico y las empresas vascas que viven del mismo», concluyó Larrinaga.

 

  • Twitter
  • Facebook