NO al TTIP desde un punto de vista ambiental

TTIP (Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión) o TAFTA, Tratado de Libre Comercio Transatlántico): entre EEUU y la Unión Europea 

CETA (Acuerdo Económico y Comercial Global) ya negociado entre UE y Canadá – ahora finalizándose

TiSA (Acuerdo sobre el Comercio de Servicios): en negociación entre 50 países, incluyendo la UE

TLC entre EU y Ecuador: Tratados de Libre Comercio en negociación 

 ttip  Lo primero que hay que tener en cuenta para valorar los Tratados de Libre Comercio (TLC) es su objetivo, que no es otro que como su nombre indica, que liberar los mercados. Esa liberación, y no otra (humanos, pueblos y culturas sojuzgadas, ecosistemas, etc) es a la que se refiere el neoliberalismo: liberar los mercados de aranceles (límites a importaciones para que no compitan con propiedad propia) o legislaciones que impidan importaciones. Obviamente, esta liberación no se realiza para el pequeño comercio, sino para las grandes transnacionales. En este sentido ya tenemos muy claro que los gobiernos actúan al servicio de las transnacionales no sólo por ración las puertas giratorias, sino por su colaboración como representantes en el extranjero, en conflictos, etc

Dicho esto, ya tenemos  las bases para un primer posicionamiento. La segunda nos la darán los participantes en ese Tratado: UE y EEUU (y Canadá). Si tenemos en cuenta que nunca un TLC se firma en igualdad de condiciones, tenemos, que aquí los EEUU como potencia económica (militar) buscará sobre todo su beneficio. Si también tenemos que la mayoría de las transnacionales y las más poderosas tienen su base en ese país, ya sabemos quien se va a aprovechar sobre todo.  De igual forma, tenemos quien se va a beneficiar del TLC que también negocia la UE con Ecuador y al que hasta ahora se ha opuesto el pueblo ecuatoriano pero que ahora Correa parece dispuesto a firmar.

ttipstop- Otro aspecto es el carácter secreto de estos acuerdos, por los cuales no sabemos que es lo que están discutiendo. Este carácter secretista se salta además las normas elementales de la democracia parlamentaria en la que cualquier iniciativa debe seguir trámites estipulados, debatirse en instituciones y seguir un proceso para su aprobación, transparente para la ciudadanía. La escasa información filtrada, ha ocurrido sobre todo por la presión de los últimos meses.

Con eso ya tendríamos suficiente para oponernos. Otro aspecto a tener en cuenta es el de la situación actual: le llaman crisis y no lo es. O por lo menos, a algo que perdura 7 años y   continuará otros más le deberíamos denominar de otro modo. Después de todo lo ocurrido desde 2008, además del cierre de empresas, pérdidas de trabajo, etc, privatización, desmantelamiento del sistema de bienestar, etc no podemos permitirnos más abusos. Y coincidiremos que con algo que no sabemos de principio en que consiste mejor no arriesgarse, y si además nos lo quieren vender aquellos que provocaron esta situación y que evaden responsabilidades, todavía menos (en este sentido, nos referimos tanto a UE, EEUU y estado español, no en vano esta crisis tuvo como inicio la debacle financiera provocada por las subprimes, activos tóxicos, etc fruto de la falta de control y la liberación de mercados que ahora nuevamente exigen).
A nivel de liberación de mercados, sabemos cuales son los obstáculos para muchos productos y empresas estadounidenses: legislaciones distintas que son más estrictas y que impiden sus importaciones. También un servicio público (todavía) mayor que el de Estados Unidos (recordar que es una regla neoliberal el excluir al estado de servicios y que estos están en manos privadas). Los servicios de la salud estarían en el blanco (ver “Sicko” (2007) de Michael Moore para entender el concepto de Salud Liberalizada de EEUU).

Otro aspecto es el competitivo: el precio que unos productos van tener y que a la hora de liberalizar el mercado, va a suponer que compitan de forma desigual, sobre todo cuando de acuerdo a normativas a unos se les permite producir de una forma y a otros no (pero sobre todo la cuestión es que esas normas en muchos casos protegen derechos, calidad, etc). Es el caso de derechos laborales, no contemplados en EEUU, o los transgénicos que supone que gracias a buenas dosis de fertilizantes y pesticidas se produzca más y más barato (y de peor calidad, por supuesto), con lo que no se podría competir. De la misma forma, muchos productos estadounidenses están prohibidos en la UE., como la carne, porque en EEUU se permite el uso de hormonas que se asocian con cáncer.

Le podemos añadir a todo ello la locura que supone este libre de comercio ya ahora, con productos viajando de un lado a otro del planeta, gracias a unos combustibles fósiles que empiezan a escasear y que están provocando una tragedia ambiental (contaminación atmosférica y cambio climático, saturación de infraestructuras, impactos asociados a la extracción y transporte de combustibles, etc) y que además de la citada competencia ya citada,  provoca despilfarro de productos (alimentos, medicinas, etc) mientras se excluye de tierra, agua, alimento, etc a millones de personas. La misma Comisión Europea prevé que esté nuevo comercio supondrá un incremento de 11 millones de toneladas métricas de CO2.(1). Pero siendo EEUU el único país que no firmó el protocolo de Kioto (junto a Australia), qué podemos esperar.

A nivel ambiental

 Las transnacionales además promueven el ISDS (del inglés, Acuerdo de Protección al Inversor), o cláusulas en los acuerdos comerciales que permitirán a los transnacionales llevar a gobiernos ante tribunales internacionales de arbitraje y cobrar indemnizaciones por pérdidas de contrato, negocio, etc.  A nivel ambiental  Uno de los aspectos más importantes de esas normativas por las que se rigen unos y otros está en la base de estos. EN el caso de EU por la normativa se rige por el principio de precaución que significa que para permitir la comercialización de un producto éste tiene que probar que no supone ningún riesgo. En EEUU mentras tanto, mientras no surja ningún problema, ese producto puede comercializarse. Así, en los EEUU se permiten 30.000  productos químicos que, aplicado el principio de precaución no están autorizados en la UE. Por ejemplo en cos-méticos la UE prohíbe 1.328 sustancias, mientras que EEUU sólo prohibe 11.

Pero a nivel ambiental sin duda los principales problemas son el extendido uso de los transgénicos en EEUU (soja, maíz, remolacha y colza) y el petróleo extraído por fracking y su tecnología, mientras que de Canadá entraría petróleo de arenas bituminosas.

wto-gmo2 Con los transgénicos, en EEUU el 70% de la comida posee alguno. Mientras, las reglas de etiquetado permiten que los fabricantes lo omitan.  El  22 abril 2015 se presentó en la la Comisión Europea una nueva propuesta de Reglamento sobre importación de organismos modificados genéticamente (OMG) con lo que se desmiente las promesas de que la EEUU no cederá a las presiones de introducirlos en las las negociaciones del TTIP.

De acceder al comercio de productos de EEUU significaría que Europa sería invadida de esos productos sin tener constancia de ello. Como apuntábamos antes estos serían muy baratos por la forma de producción a gran escala Con los transgénicos el problema no es sólo que hayan sido modificados genéticamente, con las consecuencias que puede tener, sino que además están modificados para resistir a grandes dosis de fertilizantes (químicos) y herbicidas/pesticidas. La cuestión es que cuando expuestos a tales cantidades de fitosanitarios, estos se encuentran en esos organismos. En el caso del fracking, EEUU se ha lanzado a una gran extracción que no durará mucho, pero ahora esas empresas les quieren dar salida. No pueden por el alto coste de esta técnica y porque no pueden competir con petróleos más baratos. Esta sería una forma de garantizar un mercado para ellos, la firma de un tratado.

europefrack Los petróleos provenientes de fracking y arenas bituminosas estaban también prohibidos por sus altas emisiones (22% superiores a las del petróleo convencional) pero en octubre las petroleras ya consiguieron que la UE revisará su postura. El TTIP busca superar esos obstáculos. Del fracking ya sabemos por otros artículos los impactos que supone. Por otra parte añadir que la tecnología que se usa es también un gran negocio, y en muchos países se ha vendido esta técnica como la posibilitadora de independencia económica, o como en el caso de Euskal Herria, hasta de exportación! Decir también que en otros países de la UE como Francia, no se permite el fracking y la UE lo está frenando también legislativamente,  por lo que el TTIP buscará también uniformar toda la legislación europea para no tener impedimentos.

Por otro lado, el Tratado con Canadá (CETA) posibilitará de igual forma que ésta introduzca el petróleo de arenas bituminosas, que también, por lo complicado y costoso de la separación del betún de la arena, no pueden exportar a ningún lugar. Además del impacto en la extracción, el refino de éstas como el petróleo de fracking va a suponer gran contaminación (más que los petróleos convencionales, y no dan como resultado gasolinas sino combustibles industriales o coque).Como también explicamos en este boletín (nº     ) el 1º cargamento llegó en junio de 2014 al puerto de Bilbo  para ser tratadas en la Planta de coque de Petronor en Muskiz, y esperamos que sea el último: la población local se opone a un incremento considerable de la contaminación que ya sufren y no por les falta razón. Nosotr@s también porque también nos afectará. La planta de coque de Muskiz es una de las 5 que pueden procesar este tipo de crudo en Europa. Otro cargamento va a ser enviado estos días a Cartagena (Murcia).

Por eso y por todas las demás razones (no ecológicas) debemos seguir movilizándonos y difundiendo la realidad de esta artimaña. En Euskal Herria y en Europa y los países al otro lado del océano, se esta créando una mayoría que se opone al TTIP y como e otras ocasiones, en ésta también podemos  apodemos pararlo.

www.ttipez.eus

noalttip.blogspot.com.es

stop-ttip.org

ecuadordecidenotlc.blogspot.com.es

(1) Garzón, A y Cansino, D, 50 preguntas y respuestas sobre el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea

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