No a las prospecciones petrolíferas en Las Canarias

DSC_0048Ekologistak Martxan y Komite Internazionalistak han secundado la convocatoria a nivel estatal contra las prospecciones petroleras en el estado y más en concreto en las Islas Canarias. La concentración a tenido lugar en el Arenal de Bilbao. Entre los asistentes muchos ciudadanos canarios en Euskal Herria, que como la mayoría del pueblo canario y todas sus instituciones (cabildos o ayuntamientos, diputaciones, etc) se oponen a las prospecciones en mar adentro. Si bien las prospecciones no son extracciones directas, si que suponen muchos impactos (ver más abajo) y sin duda se trata de un primer paso para la extracción con todo lo que supone. Además de las explosiones en líneas sísmicas con su impacto geológico y ambiental, las prospecciones suponen el riesgo de contaminación petrolera al romper la corteza y perforar las bolsas.

También han participado en la concentración representantes de la comunidad latinoamericana, entre ellos de Guatemala, Bolivia, Colombia y Ecuador, países que saben muy bien de los riesgos e impactos de esta industria extractiva y de compañías como Repsol que se adjudicaría las de Canarias. Y como no, muc@s vasc@s que nos oponemos a este sistema dependiente de combustibles fósiles, despilfarrador de recursos y altamente contaminante y destructivo. La lucha local contra la refinería de Petronor (Repsol) ha estado presente también. Así como la de fracking, la extracción que amenaza nuestra geografía y medio ambiente y para el que hoy se recogían firmas para la ILP.

Los asistentes han coreado consignas como «Petrolioa – negozio zikina» («Petróleo – negocio sucio»), Repsol hiltzaile(a), «Petronor laguntzaile(a)», «Menos petróleo, más renovables», «Fuera Repsol de las Islas Canarias» y consignas utilizadas en la campaña canaria como «Canarias no se vende, Canarias se defiende».

Leído en la concentración, de «La exploración de hidrocarburos en el mar» (Angeliki Lysimachou, Revista Ecologista nº 81).

repsol1Los diversos accidentes petroleros demuestran que ni las perforaciones de petróleo en el mar ni el transporte marítimo que genera son actividades seguras. Solo hay que recordar el accidente del Golfo de México desde la plataforma de BP Deep Horizon que fue el mayor vertido registrado en la historia: 780 millones de toneladas de crudo en el mar causando una catástrofe a los ecosistemas marinos de la zona aún sin cuantificar completamente.

Por otro lado, en nuestros mares, en Galicia, el accidente del buque Prestige (2002) vertió 77.000 toneladas de fuelóleo, afectó a más de 2.500 kilómetros de costa incluyendo Euskal Herria y causó la muerte de muchos miles de aves marinas. Y también en el golfo de Vizcaya francés, el accidente del Erika (1999) vertió 10.000 toneladas de petróleo crudo en el mar, afectó a 400 kilómetros de la costa y causó la muerte de más que 100.000 aves marinas.

Los mares españoles han sufrido también otros vertidos menos llamativos pero con similares efectos sobre los ecosistemas marinos, como los numerosos sucesos entre los años 2001 y 2012 en Tarragona, relacionados con las actividades de perforación de hidrocarburos desde su plataforma Casablanca. Con frecuencia, estos vertidos de menor volumen, no son notificados oficialmente y no transcienden a la población, sin embargo, originan una fuente constante de hidrocarburos al medio marino.

repsol2En el estado eespañol se cuenta actualmente con 10 perforaciones marinas activas para la extracción de petróleo o gas o instalaciones de almacenamiento, todas ellas pertenecientes a Repsol. Este número se multiplicará ya que ahora hay 24 permisos vigentes para la investigación y búsqueda de posibles explotaciones de hidrocarburos en cinco zonas marinas de nuestro país: mar de Alborán (CNWL Oil España y Repsol), golfo de Valencia (Capricon Spain Limited), Tarragona, Islas Canarias y Euskadi (Repsol estas tres últimas). Además existen nuevos permisos pendientes por autorizar como por ejemplo los solicitados de Spectrum Geo Limited, que prevé sondear una zona de más que 100.000 kilómetros cuadrados en el Mediterráneo norte, entre la Costa Brava e Islas Baleares.

Impactos de la prospección

Los impactos de las explotaciones de hidrocarburos en el mar son evidentes desde el comienzo de su búsqueda, mediante el uso de exploraciones sísmicas. La postura general ante esta primera fase de la producción de hidrocarburos –la prospección– suele ser que los impactos relacionados son mínimos, cosa que está lejos de la verdad. Para su búsqueda se utilizan métodos sísmicos que consisten en la emisión y posterior captura de ondas acústicas desde instrumentos remolcados por un barco con cables de 8-10 kilómetros de longitud. Estos barcos pueden recorrer en conjunto trayectos de hasta miles de kilómetros. La emisión de las ondas se consigue a través del uso de cañones de aire comprimido que se disparan generando explosiones cortas en el agua pero de alto nivel de intensidad sonora (215 – 260 decibelios –dB– presión sonora 1 μPa) y de frecuencia baja (10 – 300 hercios). Un buque puede llevar entre 20-40 cañones, que se disparan alternamente cada 6-10 segundos, las 24 horas al día y durante varios meses. Lo que significa que las prospecciones sísmicas pueden generar 600 explosiones por hora o 14.400 por día. Las ondas emitidas se proyectan de forma esférica en el agua por lo que se pueden ser detectadas a miles de metros de distancia.

El problema fundamental de las prospecciones de hidrocarburos proviene principalmente de esos violentos disparos de los cañones de aire y la contaminación acústica que se produce durante todo el período del estudio. Posiblemente sean una de las actividades humanas que mayor contaminación acústica produce en el mar. Aquí, en el fondo del mar, el sonido es el medio principal de comunicación de las especies que lo habitan. Muchos animales marinos usan las vibraciones y la intensidad de las ondas acústicas tanto para comunicarse y ubicarse entre sí, como para buscar alimento, evitar predadores y encontrar cobijo. Por lo tanto la producción de ondas acústicas de tan alta intensidad y baja frecuencia en el mar y su propagación a miles de metros de distancia no resultan en absoluto inofensivas, todo lo contrario.

Para los humanos y mamíferos, el peligro de la exposición a ondas acústicas de alta intensidad es conocido desde los años 50, cuando estudios realizados por la Real Armada Británica demostraron que a una distancia de menos de 3 metros, un pulso en el agua de intensidad sonora de 250 dB provoca la muerte instantánea a cualquier mamífero. A una distancia de 15 metros, 237 dB provocan la muerte, mientras que 200 dB provocan lesiones físicas graves. Desde entonces, numerosos estudios han demostrado la sensibilidad de las especies marinas, como cetáceos, tortugas marinas, peces e invertebrados, a las ondas acústicas producidas por las prospecciones de hidrocarburos.

Los cetáceos son probablemente los más perjudicados ya que el sentido más importante y desarrollado por ellos es la audición. Los delfines, las ballenas, las marsopas y los cachalotes utilizan el sonido para detectar a sus presas, orientarse, elegir rutas migratorias, comunicarse entre sí y reproducirse. Ciertas especies como los odontocetos (delfines, orcas, cachalotes, zifios, belugas etc.), también han desarrollado lo que se conoce como ecolocalización (sonar biológico), una técnica de emisión de ondas sonoras en el agua que es vital para detectar presas, cazar e interpretar el medio que les rodea. Sin dichas ecolocalizaciones estas especies son incapaces de sobrevivir.

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