Ekologistak Martxan explica en el Parlamento Vasco sus dudas sobre el Proyecto de Ley de Transición Energética y Cambio Climático

Marisa Castro, miembro de la Comisión de Energía de Ekologistak Martxan Bizkaia, y Andrés Illana, de Ekologistak Martxan Araba, participaron en una de las sesiones de la Comisión de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Medio Natural del Parlamenteo Vasco.

Las intervenciones de nuestros compañeros Marisa Castro y Andrés Illana pueden verse en este enlace: Ekologistak Martxan, Comisión de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Medio Natural (19/09/2023)

Las sesiones, que se han ido celebrando  a lo largo de varias jornadas, tienen como objetivo la realización de aportaciones en relación al Proyecto de Ley de Transición Energética y Cambio Climático presentado por el Gobierno Vasco. Una de las constantes en las intervenciones de los diferentes agentes ecologistas y sociales ha sido la queja ante la falta de concreción de las medidas y objetivos a cumplir.

Según ha indicado Marisa Castro, el sentir general en Ekologistak Martxan respecto a este proyecto de ley es que «parece haber sido escrito hace 20 años. Va tarde, con mucho tiempo perdido en el camino y sigue estando redactado en términos de  futuro«.

Ya en febrero de 2022 presentamos una serie de alegaciones al anteproyecto citando su escasez de objetivos claros, concretos y vinculantes de reducción de emisiones, con plazos y sanciones. Todas las alegaciones presentadas fueron rechazadas, con la salvedad de una sobre las asambleas climáticas ciudadanas, que no se recoge correctamente.

Y más de un año después nos encontramos con una propuesta de ley en la que siguen sin añadirse instrumentos. Una ley que debería estar formulada en presente y, casi 8 años después de la firma del acuerdo de París, sigue estando redactada en futuro.

Pensamos que sigue siendo un texto vago, que no pretende alcanzar los objetivos que enarbola. Viviendo como vivimos en una región del norte global, tenemos gran responsabilidad histórica, y, por justicia climática, esta propuesta de ley debería ser mucho más ambiciosa, con un objetivo de neutralidad climática en 2040, sin esperar al plazo de neutralidad climática mundial.

En nuestras alegaciones, además de transmitir lo anterior, exigimos instrumentos para poder conseguir los objetivos que perseguía el anteproyecto, puesto que pensamos que el texto adolece de ellas y que son precisamente esos instrumentos los que van a hacer eficaz esta ley.

Para que la ley consiga los objetivos que propone le faltan elementos fundamentales como:

  • Un capítulo de régimen sancionador, del cual carece la actual propuesta, con lo que su obligatoriedad queda en entredicho. Toda ley que carezca de régimen sancionador no es más que un brindis al sol.
  • Herramientas concretas para alcanzar los objetivos que plantea.
  • Mecanismos de gobernanza y participación.
  • El porcentaje de emisiones a reducir debe ser más conciso y más ambicioso.

En las alegaciones ya realizadas por escrito pedimos concreción en algunos aspectos de la ley, por ejemplo, unos objetivos claros y concretos de reducción de emisiones. A esta alegación se nos respondió, que el objetivo es claro: el objeto de la ley es la neutralidad climática y así queda reflejado en el artículo 2. Pues bien, esto no puede considerarse  un objetivo claro, puesto que ni siquiera está definido lo que en el marco de la ley se entiende por neutralidad climática, y esto conlleva incertidumbre y falta de responsabilidades claras.

  • ¿Significa neutralidad climática emisiones cero?
  • ¿Debemos entender por neutralidad climática la definición que da la Unión Europea en el marco del pacto Verde Europeo?
  • Si es así y se trata por tanto de que las emisiones y la absorción de carbono sean las mismas, ¿cómo se cuantifican dichas emisiones y absorciones en el caso de Euskadi?
  • ¿Se tienen en cuenta las emisiones de quienes generan la energía y los materiales importados?

Estas dudas indican que el texto no elimina la incertidumbre, sino que la acrecienta, actuando en el sentido contrario del que el ordenamiento jurídico aporta a las leyes. Esta incertidumbre debe disiparse con una ley que defina concretamente cuál es, objetiva y numéricamente, la meta que se plantea en los próximos años.

Cuando hemos transmitido este parecer en las numerosas alegaciones que Ekologistak Martxan ha elaborado al texto,  se nos ha respondido siempre en la misma línea, leáse: “los instrumentos de desarrollo definirán la concreción de los objetivos intermedios.” O bien “Los objetivos concretos de reducción y generación renovable serán fijados según el artículo 10 del anteproyecto en instrumentos desarrollados posteriormente como la Hoja de Ruta 2050, Estrategias y/o planes.”

Estas respuestas a las alegaciones, así como el texto en su conjunto, nos hace entender este anteproyecto de ley como un mero documento lleno de objetivos nebulosos y buenas intenciones. Sólo plantea objetivos a alcanzar, no cómo hacerlo. Más que un articulado de una norma con rango de ley elaborada,  parece sólo la exposición de motivos de la misma, un preámbulo, que no es vinculante. De la misma forma que no lo son una hoja de ruta o un Plan Estratégico, o al menos, no tienen la llamada fuerza de ley. Y, desde luego, no va en consonancia con la gravedad de la emergencia climática que declaró el lehendakari en 2019.

Asimismo, alegamos que la Ley no habla de reducción radical del consumo material y energético y se nos responde que no se acepta la alegación porque la reducción de consumo es un objetivo de la ley y así se plantea en la exposición de motivos. No nos sirve. De nada sirve que se incluya la reducción de consumo en la exposición de motivos. Esto no es suficiente: hay que incluir auditorías climáticas y energéticas de las políticas, del metabolismo económico y social vasco, incentivar el consumo local… Estas medidas y herramientas deben estar incluidas en el articulado, parte de la ley vinculante y con verdadero valor normativo.

Según el Gobierno Vasco, la Ley pretende ser un marco. Pero no necesitamos un marco. El marco ya lo tenemos; son las altas temperaturas que todas nosotras estamos viviendo, es la subida del nivel del mar, son los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, son los veranos cada vez más tempranos, más largos, son los cambios en la agricultura, son la escasez de agua, las sequías cada vez más duraderas y la progresiva desertificación.

No necesitamos un marco: necesitamos medidas concretas y eficaces, herramientas y acciones.

No nos engañemos. Todos reconocemos aquí el modus operandi del Gobierno Vasco. Una presencia y una imagen internacional muy sólida en materia de medio ambiente, que, para ser mantenida, precisa ser materializada con normativa de diversa índole. Y eso es, precisamente, lo que tenemos: una ley de Cambio Climático en potencia que no obliga a nada, que no marca objetivos claros y que no tiene la vocación de ser efectiva.

Dicho de otra forma: el Gobierno Vasco solo pretende aprobar una Ley de Cambio Climático, no pretende aprobar una ley que consiga mitigar y adaptarse al cambio climático. Tan solo quiere marcar el hito de ser una de las comunidades autónomas en el Estado que cuenta con una Ley de Cambio Climático. Pero no tiene intención de ayudar a la sociedad a prepararse para los futuros escenarios. Un ejemplo son los Planes de Transición que no sirven para nada en cuestiones prácticas, un Pacto de los Alcaldes por el Clima y la Energía que no se aplica, una declaración de Emergencia Climática de la comunidad autónoma y que se quedó en eso, en una declaración que no hizo cambiar las políticas en marcha. Puro marketing para dar una imagen.

Comiencen aplicando dicha declaración. Estamos en una emergencia y necesitamos tomar todas las medidas a nuestro alcance de la forma más rápida posible.

  • Queremos una Ley de Cambio Climático que haga posible que de aquí a unos años veamos los tejados de las ciudades llenos de paneles solares.
  • Queremos una ley que favorezca que las familias puedan tener acceso a una fuente de energía asequible que no esté contribuyendo al efecto invernadero.
  • Necesitamos un calendario para abandonar los combustibles fósiles, empezando por los más contaminantes, para que, a partir de los años que establezca, quede prohibido realizar nuevas instalaciones que los empleen.
  • Queremos una ley que imponga medidas para tener un aire más limpio. Con calles llenas de personas caminando, bicicletas y transporte público eficiente e interconectado y con un número mínimo de coches particulares. Y eso conlleva reducir las necesidades de movilidad de las y los ciudadanos y de las mercancías.
  • Queremos una ley que facilite la creación de comunidades energéticas haciendo a la ciudadanía partícipe activa de dicha transición.
  • Queremos una ley que proponga medidas para hacer posible la adaptación, y entiéndase, no la adaptación de las grandes empresas a las nuevas fuentes de energía en contraposición con las antiguas, obsoletas y ya escasas fuentes fósiles o de carbono, sino una adaptación del ámbito rural, de las familias y de las ciudades al nuevo clima, a los nuevos cultivos y al nuevo régimen hidrológico. Una adaptación de la sociedad general a la vida que vendrá.

Puede que con esta ley no se revierta el cambio climático ni volvamos a tener un clima y, por tanto, una agricultura, una salud y un bienestar estables. Puede que esta ley no cambie las concentraciones de CO2 del aire que respiramos. Pero, nunca mejor dicho, es de justicia social intentarlo. Tenemos una oportunidad de liderar un cambio, una transformación del modelo de desarrollo hacia otro más justo, más amable, más lento.

Está en vuestras manos, poner los cimientos de una norma que tenga una vocación verdadera y que indique cómo conseguir disminuir las concentraciones de CO2 en el aire, hacer una transición justa y democrática, regular el reparto de recursos energéticos. No quedarse en palabras, incluir un régimen sancionador, que castigue verdaderamente a quién más contamina, que aplique el manido “quien contamina, paga” de la política europea. Euskadi no necesita esta Ley de Cambio Climático, necesita una Ley de Cambio Climático eficaz.

 

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