No se protege nada a bombazos.

Desmantelar el polígono de tiro es necesario por la paz. Y también lo es por el medio ambiente. Pese a lo que se nos está haciendo creer el polígono de tiro no protege las aves esteparias. No se protege nada a bombazos. Y menos con unos bombazos que generan a veces incendios.

Ecologistas en Acción de Navarra denuncia los daños que están sufriendo la Alondra ricotí, la Ganga Ibérica, la Ganga ortega y la Terrera marismeña así como sus hábitats, con los recurrentes incendios en el polígono de tiro de las Bardenas.

La alondra de Dupont, también llamada alondra ricotí, ha sido declarada recientemente en peligro de extinción por el Ministerio de Medio Ambiente en coordinación con las diferentes Comunidades Autónomas. En Navarra la alondra de DuPont tiene escasísimas poblaciones. Una de ellas está en el territorio que ocupa el polígono de tiro.

La alondra ricotí o la terrera marismeña necesitan unas condiciones muy específicas para vivir. Estas condiciones las da la vegetación esteparia y en concreto una determinada altura de las plantas. Esta altura de la vegetación se consigue por medio del pastoreo, que deja una altura adecuada de las plantas, ni muy alta, ni muy baja, ni muy cerrada, ni muy abierta. La alondra ricotí y otras aves esteparias viven en el polígono de tiro porque ese espacio no ha sido roturado para la agricultura desde 1951, año de creación del polígono, y sobrevive pese a los bombardeos.

Se ha condenado a estas aves a una cruel condena: o morir en la pena capital que sería el arado o vivir encarceladas, en los pocos hábitats que les hemos dejado, totalmente aislados y fragmentados, sufriendo constantes amenazas y daños.

Daños como los que producen los bombardeos y vuelos rasantes, y en concreto las maniobras con fuego real, que en muchas ocasiones, como recientemente, han originado incendios en la zona, significando un daño medioambiental en dicho hábitat. Además, se producen en el periodo más crítico para estas especies, el periodo de cría, lo que puede conllevar el abandono de los nidos o bien su pérdida por el fuego. Hechos gravísimos que se repiten y que ponen en serio peligro a las especies en esa zona, precisamente uno de sus últimos refugios dentro de Navarra.