Valoración de Ekologistak Martxan sobre el día de la sobrecapacidad de la Tierra

Consumimos mucho más de lo que podemos. Nuestro planeta es maravilloso, pero finito, tanto en recursos como suelo, pesca o minerales, como en sumidero de residuos, tóxicos y gases que contribuyen al cambio climático.

A día 1 de agosto ya hemos consumido los recursos naturales que nos correspondería consumir en todo el año, para que nuestro consumo sea soportable por el planeta. La humanidad necesita, por lo tanto, el equivalente a más de un planeta para sostener su ritmo de consumo, más concretamente, 1,7 planetas.

En el Estado español,   teniendo en cuenta los hábitos de consumo de la población española, la situación empeora y los recursos , se acabaron el 11 de junio, El déficit ecológico español ha ido disminuyendo desde que comenzara la crisis del boom inmobiliario en 2008. Si la población mundial tuviera los niveles de consumo de la española, en 2014 habríamos necesitado 2,26 planetas. Según los últimos datos de Ihobe, en 2006, la CAV necesitaba 2,5 planetas para sostener su modelo de consumo, una huella ecológica ligeramente superior a la española.

Este consumo por encima de la capacidad del planeta es el llamado “déficit ecológico”. Algo parecido a continuar sacando dinero de una cuenta bancaria que ya está en números rojos.  la Global Footprint Network, vivimos en déficit ecológico desde la década de los 70 y este déficit aumenta año tras año. Mediante nuestro modelo de consumo y el mercado global, estamos viviendo a costa de destruir gran parte de la biodiversidad y de los hábitats y reservas naturales; a costa del empobrecimiento, del deterioro de las condiciones de vida y de los derechos humanos de otras poblaciones; a costa de los trabajos invisibilizados y sin remuneración o en condiciones de explotación de gran parte de la sociedad; y a costa de robar recursos a las futuras generaciones.

Por eso, en Ekologistak Martxan insistimos en que la clave está en el consumo, un consumo responsable. El consumo responsable permite conocer que cada producto que llega a nuestras manos acumula una huella que se va incrementando en cada fase: extracción/cultivo, transformación/ensamblaje, embalaje, transportes, comercialización, uso y gestión de residuos. La clave es reducir esta huella, tomando conciencia de todos esos consumos ocultos. ¿Cómo? No es tan difícil como parece. Se trata de consumir  productos y alimentos de cercanía, frescos, de temporada y, a poder ser, ecológicos, ya que utilizan menos recursos y agua y su gestión como residuos es mucho más respetuosa con el medioambiente. También contratar energías renovables es un cambio muy importante.

Pero no solo queremos apelar al consumo individual. También queremos hacer un llamamiento a nuestras empresas y administraciones a contribuir a reducir el consumo de toda la sociedad vasca: los mandatos del mercado global, las grandes infraestructuras y las apuestas por energías no renovables solo contribuyen a que el déficit ecológico aumente, a que aumenten innecesariamente las necesidades de consumo de la población (y se agrave el problema) y a que, consecuentemente, la capacidad de regeneración de la tierra disminuya. En este sentido, tienen vital importancia los cambios de uso del suelo que se recogen en los diferentes niveles de planificación territorial.

No debemos olvidar que un consumo no responsable es un robo de recursos a las generaciones futuras. Hablando claro, ya no se trata de «qué mundo les vamos a dejar» sino cuánto les estamos robando.

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