DIOXINAS, METALES PESADOS Y VERTEDEROS

Ante diversas declaraciones publicadas en diferentes medios de comunicación respecto a la incineración de residuos en la planta a construir en Zubieta y en Zabalgarbi, Gorka Bueno, Profesor de Ingeniería de la U.P.V. / E.H.U, y Xabier Mitxelena,  Médico de familia y miembro de ISDE (International Society of Doctors for the Environment) realizan a continuación algunas aclaraciones y plantean algunos interrogantes de interés para la ciudadanía:

  1. Los investigadores de Biodonostia J.J. Aurrekoetxea y J. Ibarlucea han declarado recientemente en Juntas Generales de Gipuzkoa que “la instalación (de Zubieta) estará sometida a controles permanentes de indicadores de dioxinas, partículas y otros contaminantes”. Nada más lejos de la realidad. No está previsto realizar controles permanentes de emisiones de dioxinas, ni de muchos metales pesados. De hecho, en Zabalgarbi tampoco se realizan. Los Planes de Vigilancia Ambiental (PVA) de Zabalgarbi y Zubieta se ajustan al Reglamento de Emisiones Industriales en vigor, que solo exige muestreos trimestrales de estas sustancias de 8 horas de duración como máximo (los muestreos de dioxinas en Zabalgarbi fueron trimestrales de 6 horas en 2015). Por tanto, las incineradoras muestrean dioxinas y furanos menos del 0,3% del tiempo de funcionamiento, y seguramente nunca durante arranques que, según el sector, pueden llegar a producir el 60% de la producción anual de dioxinas. La complejidad del análisis de las muestras no hace viable técnicamente, a día de hoy, la monitorización continua de dioxinas, y solo algunos países europeos no el nuestro exigen la toma continua de muestras, que posteriormente deben analizarse en un laboratorio acreditado. En Zabalgarbi este proceso lleva varias semanas. Por lo tanto, que el lector saque sus conclusiones sobre la afirmación de que “Si la incineradora supera el umbral de dioxinas, puede detenerse en media hora” (titular de Noticias de Gipuzkoa, 24/6/16).

  2. Las emisiones de dioxinas bromadas, otra gran familia de tóxicos emitidos por las incineradoras, no se medirían en Zubieta, a pesar de su acreditada toxicidad. Tampoco se medirían las dioxinas combinadas halogenadas. Sus precursores, los retardantes de llama bromados, son añadidos para aumentar su resistencia al fuego a muchos productos electrónicos, de plástico o madera que pueden acabar en una incineradora.

  3. Respecto a los metales pesados, el mercurio sería el único a medir de forma continua (Zabalgarbi emitió 2,9 kg al aire en 2015). Otros metales pesados (arsénico, cadmio, plomo, cobalto…) se medirían muy puntualmente, con la misma periodicidad que las dioxinas y furanos (bimestral el primer año de funcionamiento, trimestralmente después). Tecnalia realiza, dentro del PVA de Zabalgarbi, un control semestral de la concentración de arsénico en muestras de la vegetación circundante. Estos análisis muestran un incremento progresivo de la concentración de arsénico desde que la planta entró en funcionamiento.

  4. Por ello, es perfectamente factible que la incineradora produzca emisiones que superen el umbral de emisiones de dioxinas y metales pesados sin ser detectadas o medidas. Tampoco sería extraño que Zubieta y Zabalgarbi generen este tipo de substancias, si atendemos a lo que entra a ellas. Según la caracterización de residuos urbanos realizada por Gaiker dentro del PVA de Zabalgarbi en 2015, el 1% de las 232 mil toneladas de residuos incinerados (más de 2 mil toneladas), se correspondieron con Residuos Tóxicos y Peligrosos del hogar (RTP). Es muy difícil controlar lo que sale por la chimenea cuando es imposible controlar lo que entra en los camiones, que en su mayoría son residuos mezclados.

  5. Los investigadores de Biodonostia muestran su preocupación porque los vertederos “pueden contaminar las aguas del subsuelo y llegar a las aguas de consumo”. Precisamente eso es lo que aconteció en Zabalgarbi en 2009, hasta el punto de obligar al Gobierno Vasco a abrir un expediente a esta incineradora por posible contaminación de aguas subterráneas con metales pesados.

  6. El diputado foral de medio ambiente, Sr. Asensio, ha declarado que las incineradoras reducen las emisiones de metano con respecto a los vertederos. Debemos recordar, sin embargo, que la normativa europea en vigor obliga a los vertederos a incorporar sistemas eficientes de colección de metano desde hace 7 años así como impermeabilizaciones que eviten filtraciones. Por tanto, argumentar que los vertederos producen grandes cantidades de metano equivale a reconocer que la Diputación no cumple con la normativa vigente, o que la desconoce.

  7. Es reconfortante ver al Diputado de Medio Ambiente de Gipuzkoa sensibilizado por estas emisiones de metano, relacionadas con el efecto invernadero y el consiguiente cambio climático. Debemos recordar, sin embargo, que por cada tonelada de residuos incinerada aplicando las mejores técnicas disponibles se vierten a la atmósfera entre 0,7 y 1,7 toneladas de CO2, el principal gas de efecto invernadero, de las cuales un 33-50% se consideran relevantes al cambio climático, al tener origen fósil. Zabalgarbi emite una tonelada de CO2 de origen fósil por tonelada incinerada. Estas emisiones nos ponen en la senda opuesta a los compromisos adquiridos en la Cumbre del Clima de París, en 2015. Conviene subrayar asimismo que el cambio climático generado por estas sustancias supone la mayor amenaza a la salud humana en todas las latitudes del planeta, según publicaciones médicas de reconocido prestigio.

  8. La piedra angular sobre la que debe asentarse un sistema de tratamiento de residuos eficiente y sostenible es, sin lugar a dudas, un exigente sistema de recogida separada de los residuos en origen, especialmente de la fracción orgánica. Esto facilita enormemente la valorización material de las diferentes fracciones y materiales, evita la incineración de residuos y la emisión de tóxicos asociada, y reduce muy significativamente el flujo de residuos a vertedero y el nivel de contaminación en ellos.

  9. En este sentido, cabe resaltar la tasa de recogida selectiva conseguida en la comarca de Debagoiena (62.720 habitantes), superior al 80%. ¿Por qué no hay voluntad política de extender su modelo de gestión al resto del territorio? ¿Quizás porque en tal caso dejaría de estar justificada la incineración de residuos y su conversión en tóxicos para nuestra salud y el medio ambiente? ¿Puede considerarse infraestructura amable —es la terminología del Diputado de Medio Ambiente una instalación que esparciría en la atmósfera, en forma de gases de combustión, hasta 130 mil toneladas de las 200 mil de residuos que podría incinerar cada año? ¿Cuánto de amable hay en producir y verter a vertedero 51 mil toneladas anuales de escorias? ¿Se controlarán en Zubieta la mutagenicidad y otras características de peligrosidad de las escorias, cuando todavía no conocemos la concentración de dioxinas y furanos en las escorias de Zabalgarbi? ¿En qué vertedero se depositarán las 10 mil toneladas anuales de cenizas generadas, catalogadas como residuos peligrosos?

  10. No queremos acabar sin recordar una frase atribuida a Albert Einstein, que a nuestro juicio resume a la perfección la naturaleza del problema que tratamos: una persona inteligente resuelve un problema, una persona sabia lo evita.

Gorka Bueno – Profesor de Ingeniería de la U.P.V. / E.H.U.

Xabier Mitxelena – Médico de familia, miembro de ISDE (International Society of Doctors for the Environment)

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