Un gobierno en funciones quiere condicionar la política de los próximos 17 años intentando reabrir una central obsoleta, contaminante, de combustible caro, escaso y sobre todo nada segura. Esto es algo inadmisible, teniendo en cuenta, además, que en el caso de ocurrir un accidente como en el de Fukushima (del mismo modelo que el de Garoña), ni el Gobierno Central ni el Gobierno Vasco dispondrían nunca de los 500.000.000.000 euros que ha gastado el Gobierno de Japón, hasta ahora, para hacer frente a los daños producidos, ni el dinero que se gastará en el futuro.

 También parece que se han olvidado de las 200.000 personas que muerieron en Txernobil y Fukushima. Además, según un informe de una asociación de radiólogos alemanes, los casos de cáncer en los próximos años todavía seguirán aumentando muchísimo.

 Muchos gobiernos pronucleares, viendo las graves consecuencias de estos dos accidentes han cambiado su política y están cerrando las centrales,  como en el caso de 

Alemania. Se ve que el sentido común y la seguridad del medio ambiente y los ciudadanos han imperado en esos países y no el interés económico a corto plazo de unos cuantos bolsillos.

 Llamamiento a la ciudadanía

 Al igual que hay que exigirle al PP que no haga semejante barbaridad, hay que decirle también a toda la ciudadanía que debemos cortar de una vez con Iberdrola y Endesa, así como con el resto de empresas con participación en centrales nucleares. Si seguimos pagándoles todos los meses a ellos, seguirán con la energía nuclear tan peligrosa y contaminante. En Euskal Herria somos ya 5.000 familias, empresas y entidades las que nos hemos ido de estas dos empresas pero podemos ser muchas más para que sientan de verdad el perjuicio económico por la gravedad de seguir impulsando Garoña.

No esperes más y haz la portabilidad a empresas que ofrecen energías alternativas para que Iberdrola y Endesa reciban nuestra mayor bofetada.

 No es momento de estar quietos. A los que están mirando este tema como si no fuera con ellos o a los que no quieren tomar ningún compromiso, les debemos decir alto y claro que está en juego el futuro de nuestros hijos e hijas y que si ocurriera algo grave, el tercer accidente nuclear ocurrirá más tarde o más temprano, caerá sobre nuestras espaldas la responsabilidad por no haber hecho  absolutamente nada en este momento tan crucial.