Mundial de fútbol: ¿para quién?

En los últimos días han trascendido en los medios de comunicación las continuas protestas contra el mundial de fútbol a iniciarse ahora en Brasil y que parece lo ponen en peligro y que son tan incomprendidos por muchos por las muchas bondades que en teoría supone un macro-evento de este tipo. En una sociedad fanatica por el futebol, una encuesta de abril daba solo un 48% de apoyo al Mundial en la sociedad brasileña! El pueblo brasileño protesta por los grandes gastos y deuda que el mundial esta suponiendo y por la falta de inversión en otros campos más acuciantes (salud, educación, vivienda, etc). Estas protestas ya tuvieron lugar en la Copa Confederaciones causando el mismo estupor pues ocurrían mientras Brasil se coronaba campeón (2013). Y se remontan a la mayores protestas que convulsionaron el país ese mismo año a cuenta del aumento de la tarifa de transporte a la que se le sumó la de electricidad, sanitaria, etc. (ver boletín 19: «Brasil: garraioa, AHT eta futbola»).

A estas protestas se suman muchas otras relacionadas con los irresueltos conflictos brasileños: desigualdad social, acorralamiento indígena, etc. El 27 de mayo indígenas y miembros del MST (Movemento Sem Terra) irrumpían en la ceremonia inaugural protestando contra el estadio más costoso del torneo y contra una nueva ley que busca la reducción del tamaño de algunas reservas indígenas.

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Los mundiales como las olimpiadas y similares, son grandes eventos (grandes negocios corporativos) que giran en torno a dos elementos principales que suponen gran impacto tanto ambiental como social así como económico: la construcción de infraestructuras (estadios, alojamiento, accesos, etc) y transporte (deportistas y equipos, espectadores/turistas, periodistas, etc). En el caso del mundial a tener lugar en breve en Brasil, se espera la llegada de 3,7 millones de turistas, preveyéndose sea el mundial de mayor impacto ambiental. El transporte equivale a casi 84% del total de las emisiones que se generan durante el Mundial.

Además del transporte internacional (mayor fuente de emisiones) está el transporte interno en un país de la extensión de Brasil, algunas de las sedes quedan muy lejos de otras por lo que equipos y seguidores tendrán que viajar grandes distancias. Por ejemplo Estados Unidos y Croacia deberán viajar más de 5.000 kilómetros,incluyendo una parada en Manaos. Según la FIFA, la Copa del Mundo encopafifagohome Brasil generará cerca de 2,72 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente a las emisiones anuales de unos 534.000 coches, sin contar las obras en estadios e infraestructuras (hoteles, accesos, etc) o los millones de televisores encendidos para ver cada partido. El otro aspecto es la construcción de o renovación de 12 estadios.

Como todos estos grandes montajes y dado el delicado estado del medio ambiente, los organizadores prometen medidas para mitigar estos efectos, pero no son más que más de lo mismo: seguir con un mismo modelo que a tantos produce pingües beneficios y a la sociedad grandes agujeros económicos e impactos. Dentro de la mentalidad corporativa imperante (los bonos aparecen en el pcopaxrotocolo de Kioto) y de irresponsabilidad con los impactos asociados, la FIFA utiliza el método de crear bonos e intercambios de carbono. La FIFA sostiene que con sus propuestas, proyectos verdes que comprarán países desarrollados, logrará compensar todas las emisiones del Mundial directas y las de al menos 50 mil personas que viajen al torneo. Dentro de este planteamiento también se ha propuesto a empresas propietarias de bonos de carbono que se los donen a cambio de publicidad gratuita. En un mes sólo tres empresas efectuaron donaciones, cada una por 5.000 reducciones certificadas de emisiones. Un auténtico fracaso (si es que estas políticas pueden suponer algún cambio real!!) y sin duda, nada más cerca que aquel timo del capitalismo verde que proponían en Rio +20 (2012).

Impacto social: especulación, desalojos y mas pobreza

El mundial va acompañado de una especulación inmobiliaria masiva, que provoca desahucios, además de explotación y violaciones de derechos humanos: más de 150.000 personas serán desalojadas de sus hogares durante el Mundial y se ha impulsado “limpieza” de favelas en la que quizás el caso más denigrante fue la que el que se ha conocido como masacre de Pinheirinho, favela de Sao José dos Campos (Sao Paulo), evacuada por la fuerza el 22 de enero del 2012 por 2.000 policías militareCopa pra quems de la ínfima Tropa de Choque (retratados en la película “Tropa de Elite”). Estos se emplearon con gases lacrimógenos y porras contra los habitantes, hiriendo a muchos (incluyendo mujeres y niños). Ni una orden judicial de parar el desalojo los pudo detener.

El nuevo estadio de Sao Paulo (Arena Corinthias) (325 millones de euros!) supuso el desalojo de 4000 familias que ocuparon el lugar. Muchas de ellas tampoco fueron capaces de pagar un alquiler después de que los precios se triplicaran a causa de la especulación. Mientras se construyen macro-estadios, Sao Paulo tiene un déficit de 200.000 viviendas.

En lugar de 8 sedes, se empeñaron en tener 12, construyendo 5 nuevos estadios. El coste total de estos más los siete que están siendo renovados asciende a 3.900 millones de dólares. Llama la atención las sedes y estadios de Manaos, Brasilia, Natal y Cuibá. Manaos, en medio de la Amazonia, ciudad famosa por su contaminación, tendrá un estadio nuevo (240 millones $) con capacidad para 42.500 espectadores cuando no tiene ningún equipo en 1ª división y el equipo que mas espectadores aglutina es 1200. Una infraestructura inútil o “elefante blanco”. Ciudades como Natal precisan de muchas infraestructuras: de los 10 proyectos previstos ninguno está concluido. Al igual que Cuibá, donde viaductos, vías de acceso al estadio, etc están sin construir.

A nivel laboral, las condiciones en Brasil son muy pobres para la mayoría de los trabajadores de la construcción con pocas condiciones de seguridad. En la construcción de estadios en marzo ya habían perecido 7 obreros (3 en el Arena Amazonas (Manaos)) Otro aspecto laboral esta asociado a todos los productos comercializados en estos eventos (merchandising) producido por mano de obra mascotasmal pagada y en precarias condiciones. A ello añadir aspectos que en esas condiciones (pobreza, recursos, turismo, etc) incrementaran como mujeres explotadas sexualmente así como niñas y niños.

El mundial generara miles de millones que no beneficiara al grueso de la población brasileña con 50 millones bajo los límites de la pobreza.

Deuda – Brasil y el previo caso sudafricano

La inversión pública en Brasil es enorme. Actualmente, se están invirtiendo 14.500 millones de dólares en aeropuertos, estadios y nuevos sistemas de transporte, a los que h6ay que añadir los 3.900 millones de dólares de los estadios. El 99% de los costes será asumido por los presupuestos públicos.

Los productos y servicios vinculados a la construcción de estadios se benefician de exenciones de impuestos. Los techos de deuda para las ciudades anfitrionas también se han aumentado por decreto. Los estados federales y las ciudades están por tanto asumiendo deudas a largo plazo

Los países que compiten por celebrar el Mundial de Fútbol lo hacen con la promesa de crecimiento económico, inversión y nuevos empleos. En el caso brasileño se esperaba crear 700.000 empleos y que el PIB aumentara un 0,26% (unos 4.000 millones de dólares.) Estas esperanzas son fomentadas intencionadamente desde la FIFA, pero la realidad es diferente: el único beneficiario final es la FIFA y las transnacionales apiñadas en torno a ella, mientras que los pobres son exprimidos, explotados laboralmente y desalojados de sus hogares o de sus puestos ambulantes. Esto quedó comprobado en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, que resultó en una debacle para el país: unos ingresos de 3.000 millones de dólares para la FIFA y 3.000 millones de pérdidas para Sudáfrica, en lugar de un beneficio previsto de casi 600 millones de euros. El coste para el Estado de Sudáfrica fue un 1.709 % mayor de lo planeado.

Éste fue el mayor beneficio de la historia de la FIFA, un aumento de un 50% sobre el previo mundial de Alemania (2006)! Tres de los nuevos estadios construidos han sido considerados como “elefantes blancos” (macro-infraestructuras inútiles): demasiado grandes para ser utilizados de forma rentable después de la Copa Mundial. Estos fueron construidos a pesar de las objeciones de la Liga de Fútbol Sudafricana, por las presiones de la FIFA. Según estimaciones de Naciones Unidas, 20.000 personas fueron desahuciadas de sus hogares para construir estos edificios y otras infraestructuras. Se estima que la cifra en Brasil sea 8 veces más.

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