El pasado 26 de mayo se celebó el Día Internacional contra Monsanto en todo el mundo.
En todo el mundo, sin exagerar, el grito fue unánime contra la agro-industria de Monsanto.
En América: Estados Unidos (Los Angeles,Las Vegas, Washington, Miami, Columbus, Anchorage, Savannah, Asheville, Dallas, Sacramento, Portland, San Diego, New York, Cincinnati, Chicago, Olympia, San Francisco) y en Valparaiso, Buenos Aires y Vancouver.
En Australia en Brisbane y Melbourne; en Africa en Ciudad del Cabo; en Asia en Tokio; en Europan en Munich, Edinburgo, Viena, Amsterdam, Londres, París y S Petersburgo, y también en Irlanda.
Monsanto es responsable de promover las plantan modificadas genéticamente tanto en el mercado como en el medio ambiente; sobre todo aquellas que son resistentes a pesticidas, y con ellas esos pesticidas, en lo que se denominan «paquetes». Es uno de los mayores responsables de introducir soja transgénica a toneladas y con ella toneladas de pesticidas y abonos químicos en el Cono Sur americano y muchos otros sitios (también en los Estados Unidos) provocando un desastre ambiental y social. Hace poco se aprobó en los Estados Unidos un ‘Acta de Protección a Monsanto’, después de que esta transnacional pagará miles de dólares a un senador para que la impulsara.