Ekologistak Martxan denuncia la autorización de menores en batidas de caza mayor

  • Esta semana se ha conocido la decisión del Gobierno Vasco de permitir que los menores participen en batidas de caza mayor
  • Permitir la exposición infantil a la violencia contra los animales perpetúa una cultura de la violencia

 

La caza no es un deporte para la infancia: violencia, riesgos y contradicciones

Ekologistak Martxan expresa su total rechazo a la decisión del Gobierno Vasco de permitir la participación de menores en batidas de caza mayor. Esta medida supone un grave retroceso en la construcción de una sociedad basada en valores de respeto, empatía y cultura de paz, además de poner en peligro la integridad física de los menores.

Un modelo contrario a los valores del deporte y la educación

La caza se presenta a menudo como una actividad deportiva, pero su práctica vulnera los principios fundamentales que rigen el deporte en la infancia y adolescencia. Lejos de fomentar valores como el respeto, la cooperación o el juego limpio, la caza se basa en la persecución y muerte de seres vivos, normalizando la violencia y la resolución de conflictos a través del uso de la fuerza.

Diversos estudios científicos han evidenciado la relación entre la exposición temprana a la violencia contra animales y el desarrollo de actitudes agresivas. La cultura de la caza como forma de entretenimiento refuerza patrones de conducta que pueden derivar en la desensibilización frente al sufrimiento ajeno, debilitando el desarrollo de la empatía en niños y niñas. La teoría del «Derrame Cultural» (Cultural Spillover) establece que la violencia ejercida en un ámbito tiende a filtrarse en otros, afectando la convivencia social y la resolución de conflictos en la comunidad.

Exposición a situaciones de alto riesgo

Más allá de los efectos psicológicos y educativos, permitir la participación de menores en batidas de caza supone exponerlos a riesgos físicos extremos. La cercanía a animales heridos o en estado de pánico—que pueden reaccionar de forma impredecible y agresiva—es un peligro evidente. Asimismo, el manejo de armas de fuego en entornos inseguros, donde los menores pueden sentirse alentados a demostrar valentía o destreza ante otras personas, aumenta significativamente el riesgo de accidentes.

Las cifras son contundentes: según datos de PACMA, entre 2022 y 2024 se han registrado en España al menos 89 personas heridas y 32 fallecidas en accidentes de caza. Permitir la presencia de menores en estas actividades no solo normaliza la violencia, sino que los coloca en escenarios donde pueden sufrir lesiones graves o verse involucrados en situaciones traumáticas.

Incoherencias políticas: el PNV y el PSE cambian de postura

Resulta especialmente llamativo que esta iniciativa cuente con el respaldo del Gobierno Vasco, cuando tanto el PNV como el PSE votaron en contra de una propuesta similar presentada por el PP en las Juntas Generales de Álava. Esta contradicción evidencia una falta de coherencia en su postura respecto a la caza y a la protección de la infancia. Además, la gestión de la caza es competencia de las Diputaciones Forales, por lo que la intervención del Gobierno Vasco en esta materia plantea serias dudas sobre el verdadero interés detrás de esta medida.

Un paso atrás en la construcción de una sociedad más ética

Ekologistak Martxan considera que esta medida del Gobierno Vasco es un grave error que contradice el avance hacia una sociedad más ética y pacífica. En lugar de fomentar en la infancia valores de respeto a la vida y resolución pacífica de conflictos, se apuesta por una actividad que banaliza la violencia y legitima la muerte de seres vivos como forma de ocio.

Por todo ello, instamos al Gobierno Vasco a que revoque esta decisión y, en su lugar, impulse políticas que fomenten el contacto con la naturaleza desde una perspectiva educativa, ética y no violenta. La infancia y adolescencia deben crecer en un entorno que promueva el respeto, la empatía y la convivencia armoniosa con el resto de seres vivos, y no en espacios donde la violencia se normaliza y se asume como parte de la identidad cultural.

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