• Ekologistak Martxan apuesta por ‘confinar el coche’ ampliando aceras y bidegorris, además de aumentar la frecuencia de las líneas de autobús
• La asociación ecologista recuerda que el impulso económico debe dirigirse a cubrir las necesidades de la población y no a mantener obras como el TAV o la Supersur
Ante las próximas fases de desescalada, con medidas de distanciamiento físico para evitar nuevos contagios que supondrán un reto para las ciudades, Ekologistak Martxan aboga por incentivar el espacio público y el uso de la bicicleta, sin olvidar que el transporte público seguirá cumpliendo un papel fundamental.
Por eso, advierte de que la vuelta a la ‘normalidad’ no puede pasar por viejas dinámicas, tales como impulsar el automóvil con planes Renove, sino que debe consistir en buscar soluciones alternativas que mejoren la sostenibilidad de la movilidad, sin renunciar a su eficacia.
En un manifiesto, la Comisión de Transporte de la asociación ecologista aboga por ‘confinar el coche’ mediante la ampliación física de las aceras para facilitar el cumplimiento de los 2 metros de distancia, así como la peatonalización de algunas vías. Asimismo, reclama “la construcción de una red de vías sin vehículos de motor que facilite la movilidad activa entre barrios y ciudades” y el incremento de la oferta de empleo del transporte público, aumentando sus frecuencias, especialmente la de los autobuses. Por último, propone la puesta en marcha de servicios telemáticos que informen “en tiempo real sobre las plazas disponibles en cada vehículo colectivo”.
La asociación ecologista recuerda, además, que la cuarentena está lastrando la economía de las personas, quienes necesitarán el apoyo de las instituciones. Por eso, denuncia que se invierta en grandes infraestructuras en lugar de hacerlo en las personas. “No tiene mucho sentido seguir manteniendo un plan de infraestructuras, cuando muchas de ellas aparte de caras, nacen obsoletas. No tiene sentido gastar en una obra como la ampliación de la Supersur que nos está suponiendo 47 millones por kilómetro, y no llega ni al 40% de su demanda (y menos en el futuro). Tampoco tiene sentido seguir invirtiendo en un Tren de Alta Velocidad cuando su perfil de usuario son personas con renta económica alta”.