Se mantiene la contaminación atmosférica por ozono, pese al menor calor
Aunque Euskadi soporta unos niveles de ozono que dañan la salud, los bosques y los cultivos
865.000 habitantes de Euskadi han respirado aire contaminado por ozono durante el verano de 2018. El Informe anual sobre la Contaminación por Ozono de Ecologistas en Acción concluye que el 40 por ciento de la población y la mitad del territorio vascos han estado este año expuestos a unos niveles insalubres de este contaminante. El repunte de la quema de combustibles fósiles y el cambio climático, entre las causas de un problema que afecta de manera estructural a la salud y el medio ambiente.
El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos en 472 estaciones oficiales de medición de ozono instaladas en todo el Estado español, entre ellas 26 situadas en Euskadi.
En lo que respecta a Euskadi, entre sus principales conclusiones, destacan:
– Debido a las características climáticas de Euskadi (inestabilidad frecuente, altas precipitaciones y baja radiación solar) la formación de ozono es moderada, evitando que se alcancen las elevadas concentraciones que tienen lugar en otros territorios del Estado. Durante 2018 sus niveles se han mantenido estables, pese a la mayor inestabilidad y el menor calor sobre todo en primavera, por efecto de contaminación generada desde las grandes ciudades, puertos, autopistas y áreas industriales.
– El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia el valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de acuerdo al cual el aire contaminado por ozono ha afectado en 2018 el 40 por ciento de la población y la mitad del territorio, repartidos entre el Litoral, las Cuencas Interiores y el Valle del Ebro vascos.
– Si se considera el valor objetivo establecido por la normativa, más laxo que la recomendación de la OMS, no habría población que respira aire contaminado por encima del objetivo legal, a diferencia de lo ocurrido en periodos anteriores en Euskadi.
– El ozono es un contaminante muy complejo, que no tiene una fuente humana directa sino que se forma en la baja atmósfera en presencia de radiación solar por la combinación de otros contaminantes denominados precursores, emitidos por el transporte (en especial los vehículos diésel), las grandes centrales termoeléctricas y determinadas actividades industriales. Afecta durante primavera y verano sobre todo a las áreas suburbanas y rurales influenciadas por la contaminación urbana e industrial.
– El mantenimiento de la contaminación por ozono en 2018 es consecuencia en primera instancia del repunte en la quema combustibles fósiles que está acompañando al cambio de ciclo económico. Su evolución reciente está relacionada con la tendencia al incremento en verano de las temperaturas medias y de las situaciones meteorológicas extremas (olas de calor), resultado del cambio climático.
– La contaminación por ozono debería abordarse como un problema sanitario de primer orden. La Agencia Europea de Medio Ambiente ha estimado en 1.600 las muertes prematuras en el Estado español en 2014 por la exposición a niveles de contaminación por ozono como los registrados en Euskadi durante 2018. Las personas más afectadas son las niñas y niños, las personas mayores, las mujeres embarazadas y las personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares crónicas.
– Según el Banco Mundial, el coste sanitario y laboral derivado de la contaminación por ozono representa alrededor de 5.000 millones de euros al año, un 0,33% del PIB español, sin considerar los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.
– La información a la ciudadanía por parte de las administraciones públicas no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema. La estación de Valderejo ha sufrido una superación del umbral de información a la población, en el episodio de alta contaminación de la primera semana de agosto, durante el que el Gobierno Vasco incumplió su obligación legal de avisar a la población especialmente sensible para que se protegiera, mientras las grandes ciudades francesas restringían el tráfico.
– Las principales vías de actuación para reducir la contaminación del aire por ozono en Euskadi son la disminución del tráfico motorizado, la adopción de las mejores técnicas industriales disponibles, la sustitución de los disolventes orgánicos por agua, el ahorro y la eficiencia energética y la reducción de la generación eléctrica en centrales térmicas. También es necesario penalizar los vehículos diésel.